viernes, 27 de abril de 2012

Chau Mamá, Hola José

Llego la hora de despedirse… de Quito, de Ecuador y de Mama! Despues de varios días de viaje compartidos. Fue una experiencia espectacular, pero llego a su fin. Habia que despedirse y seguir adelante. El vuelo de Mama saldría a la noche, yo partiría tempranísimo a la mañana.
Llego el taxi que me llevaría hasta la terminal de buses. Abrazo profundo y otra vez despedirse. Ojos llenos de lagrimas y prometerle que iba a estar bien! Cuando me iba, realmente entendí lo mucho que sufre cada vez que me voy…
Otra vez en la ruta. Otra vez viajando solo. Proximo desafio: viajar desde la ciudad de Quito (Ecuador) hasta la ciudad de Cali (Colombia) y aunque en el mapa solamente la separan un par de centímetros, en la realidad lograrlo es todo una hazaña:
El taxi me llevo desde el Hotel en Quito hasta la Terminal de Buses de Carcelen (al Norte, en las afueras de la ciudad). Desde ahí, rápidamente di con el “Expreso Tulcan”, que de expreso no tenia nada. Paro en todos los parajes levantando a un paisano de cada pueblo… Varias horas atravesando la región Norte de Ecuador y pasando por todos los pueblitos, el mas conocido es Otavalo, pueblo de artesanos. El camino es lindísimo, campos interminables a través de colinas y sierras.
Finalmente llegue a la ciudad de Tulcan, ultimo punto antes de cruzar la frontera. Para hacer mas rápido, decidi tomarme un taxi directo hasta el paso fronterizo. En ese instante conoci a dos Nortamericanos de Oregon, Jesse and Olivia, y compratimos el taxi. 8km hasta la frontera. Tramite del lado Ecuatoriano. Caminata a través del puente internacional. Tramite de ingreso a Colombia. Una vez mas, decidimos compartir un taxi, directo hasta la ciudad de Ipiales, primera ciudad al Sur de Colombia. (Los pasos fronterizos terrestres, por definición, no son lugares seguros. Siempre es aconsejable pasarlos de dia y si es posible acompañado. Es bueno ser rápido y eficiente, tener listo el Pasaporte y no perder tiempo, no llamar la atención y no parecer “perdido”).

Jesse y Olivia se quedarían a pasar la noche en Ipiales, por eso con el taxi los llevamos al lugar donde se quedarían: Cerca del Santuario de las Lajas (una iglesia estilo gotico en el medio de una quebrada en las afueras de Ipiales). Imponente! Aproveche para verla antes de que el taxi me llevara hasta la terminal de buses de Ipiales.

En la terminal, regatee un poco el precio hasta que finalmente hice un acuerdo con una empresa que me llevaría directo hasta la ciudad de Cali (Muchas otras van solo hasta Pasto o Popayan, ciudades del Sur Colombiano). Fue el mejor bondi que me tome en todo el viaje, super lujo, muy comodo, aire acondicionado, impecable, muy tecnológico y pasaban películas recién estrenadas!!!
El bus salió a las 6 de la tarde, prometiendo tardar 5 o 6 horas para atravesar el Sur de Colombia…pero no fue asi! Resulta que la zona es un “poquito” peligroso. Resulta que existen, no uno, ni dos, sino tres grupos de chicos malos: narcos, guerrilleros y paramilitares, en esas zonas del país. Asi fue como a mi bus lo frenaron 3 veces en el medio de noche y de la ruta, subieron los muchachos del ejercito, camuflados y armados hasta los dientes, nos revisaron un poquito, y nos escoltaron con una camioneta hasta llegar a zona segura. Cada espera fue larga ya que agrupan a varios buses y los mandan en caravana para que sea mas seguro.
Esa parte del viaje fue una tortura. Me estaba congelando por el fuertísimo aire acondicionado (ahí conoci a una pareja de Rumanos, rarísimos, vestidos con jeans y campera de jean, kitesurfistas, iban para Venezuela. Ya sabían del fuerte aire acondicionado en los buses del Sur colombiano, por lo que en el medio de la noche, se cubrieron con gorros y guantes de lana y se taparon con bolsas de dormir). Yo como un amateur, me mori de frio. Tambien me mori de hambre, ya que no tenia pesos colombianos, solo tenia billetes de 100 dolares y en ninguno de los parajes de la ruta me los querían cambiar y no me podía comprar nada para comer o tomar. Me dolia la cabeza, me sentía pésimo. En un paraje rutero en el medio de la noche, se ve que tenia tanta cara de sufrimiento que el dueño del restaurant me regalo una sopa!!! En Popayan o Pasto (no recuerdo), finalmente pude sacar plata colombiana de un cajero y me compre agua mineral y un plato de arroz que me salvo de la desnutrición…
Finalmente, al amanecer del dia siguiente, llegue a la terminal de la ciudad de Cali. Ya era de dia! Cansado, sucio y muerto de hambre, encontré un taxi que me llevo hasta el hostel CASABLANCA, lugar en el que me encontraría con mi querido amigo Jose Tedin, segunda visita en mi viaje y con quien recorrería gran parte de Colombia.
De Quito a Cali: 6 medios de transporte y 24 horas de viaje! Llegue al dorm del hostel, tire la mochila y me desplome del agotamiento. En la cama de abajo, estaba Jose, que se despertó con mi llegada. Gran abrazo y una enorme alegría por volver a ver a mi amigo y volver a estar acompañado…

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