La despedida de Vilcabamba fue bastante triste, pero bueno…hay que seguir…intercambios de mails, risas nostalgicas, abrazos y promesas de volver a vernos. El Español Joaquin, tras decirme unas lindas palabras, exclamo un “Joder! Que se van todos aquellos que valen la pena” y un paternal comentario: “y cuidate esa espalda que viajas muy cargado!”. El barburo y simpatico Alfred, tras un choque de puños, me dejo un rockero comentario: “see you on the road buddy”. Fuerte abrazo con los suecos, cargue mi pesada mochila, camine hasta la terminal y me tome el ultimo bus del dia, con destino a la ciudad de Loja.
En la terminal de Loja, tuve una espera de un par de horas, hasta que finalmente a medianoche, partió mi bus que viajaría toda la noche, con destino a la gran ciudad de Guayaquil.
Llegue al amanecer a la terminal de Guayaquil. Inmensa! Es un gran shopping con terminal incluida. Averigue que desde ahí cerca salía la MetroVia (como un metrobus) que llegaba hasta el centro de la ciudad. Sin dudarlo, me lo tome! Hora pico, multitud de personas viajando hacia el centro para ir a trabajar y yo con todos mis bartulos pidiendo permiso…
Me baje de la MetroVia en la parada Malecon y camine con dirección al rio en busca del Hotel Ramada. Era el hotel que reservo Mama para nuestro reencuentro, uno de los mejores de la ciudad, sobre el Malecón, en una de la mejores cuadras de la ciudad. Mi aspecto era deplorable: sucio, cansado, pantalones cortos y ojotas, despeinado y cargado como una bestia, entre con mucha seguridad y la frente en alto, al lobby del hotel. Por dentro me sentía un pordiosero en busca de una limosna. Me presente en la recepción y pregunte por la reserva de la Señora Diana, de Argentina.
Muy simpáticamente, la ecuatoriana de la recepción busco en la computadora, me miro y dijo: “mmm ajam SI! Usted debe ser el Señor Ignacio, verdad?” SI, el mismo! “Muy bien! Pues esta es la tarjeta de su habitacion” Le hizo una seña al botones, quien cargo mi mochila y me acompaño hasta la habitación…hacia mucho tiempo que no me sentía tan bien! Un rey!
Yo llegue a la mañana y el avión de Mama llegaba al mediodía, por ende tuve bastante tiempo para instalarme y relajarme en la comodísima habitación del hotel. Me bañe a fondo y aproveche para ir hasta una lavandería y mandar a lavar 10 kilos de ropa sucia.
Al mediodia tocaron la puerta de la habitacion! Era nuevamente el botones, arrastrando una gran Samsonite negra. Atrás: Mi Mama!
Diosa y radiante desembarco en Ecuador. Despues de tanto tiempo, besos y abrazos, risas y emoción. Una alegría incalculable! Verla fue volver a sentirse en casa. (Aunque parezca ridículo y difícil de creer, y despues de todo lo que atravesé, fue volver a sentirme a salvo…)
Mama me acompañaría por gran parte de mi paso por Ecuador durante los siguientes días. Con ella recorri las grandes ciudades de Quito y Guayaquil, y diferentes lugares de las tres regiones del país: Selva, Montañas y Costa.
Antes de empezar este gran viaje, Mama fue un pilar esencial y de gran ayuda para organizarlo y llevarlo a cabo. Su ayuda fue inmensa, y la valoro muchísimo. No solo me ayudo mucho económicamente, sino también en un monton de otros aspectos. Me alienta y me sigue permanentemente. Se preocupa mucho por mi y se mantiene comunicada conmigo todo el tiempo. Durante los dias que viajo conmigo, me ayudo muchísimo. Fue un gran impulso y una gran carga de energía para seguir en mi camino…
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