¿Qué es el presente? Alexandre, francés loco y malandra, que conocí en Cafayate y después volví a encontrarme en Tilcara, y una vez más en La Quiaca, definió el presente mostrándome el diseño del dibujo que planeaba tatuarse en Bolivia: “Un reloj de arena sin piso, por ende toda la arena que cae de un compartimento al otro, se desparrama y se la lleva el viento”. Me explico que para él era esencial disfrutar cada instante de la vida, ya que el tiempo pasado, es tiempo que ya no se recuperara jamás…
Estoy en Vilcabamba, pueblo en el medio de la sierra ecuatoriana. Es famoso en el mundo por registrar la mayor longevidad, en promedio, entre sus habitantes. El agua natural de montaña que toman, los alimentos orgánicos que ingieren, el clima ideal del valle y las actividades que practican hacen que sea común ver a muchos ancianos caminando por ahí, que acusan más de 100 años.
“Dacapo”, bar medio pelo pero con gran espíritu, en el corazón del pueblo. El dueño, norteamericano hijo de suecos. Anoche fue muy especial. Vivi una de las mejores noches del viaje, y como enseñanza entendí el verdadero significado del presente. La suma de circunstancias en un instante que conforman un momento determinado.
Estoy tomando unas Cervezas “Club” con Sacarías, Tobías y Enrique (nombres traducidos obviamente) suecos, sospecho que son los hijos de Barbie y Ken, extremadamente buena onda, simpáticos y graciosos, charlamos como peces en el agua, siento que los conozco de toda la vida. Completa la rondita, Guillaume, Francés intelectual con jopo, arito y cigarro en mano. Un Chamán local se sienta a relatarnos las enseñanzas que heredo de su abuela curandera, y describió, con lujo de detalles, la vez que lo curo de su paralasis con métodos irreproducibles en estas líneas…A pocos metros, charlan Alfred de Utah (el clon de Hagrid de Harry Potter) con Joaquín, madrileño herido en el amor. Dos viejos lobos de ruta, curtidos por el tiempo, más calle que nadie…Muy buena música en vivo, funk y rock by un norteamericano, un suizo y un inglés muy inglés. Miran desde un banco un trío de obesos, con barba y bigotes largos, ropa de cuero y chop en mano. Por un momento me da la sensación de estar en un bar de ruta americana con música country y motel aledaño, en donde los motoqueros y camioneros frenan a tomarse una cerveza…baila solo el sujeto con más onda que vi en mi vida: Hunters hasta la rodilla, camisa escocesa cual local de Yosemite, bigote tupido, dos trenzas pelirrojas hasta la cintura y gorra verde de John Deere. Es Bob, de Colorado, trabaja en Aspen Highlands y descansa en Vilcabamba… a su lado una pareja de más de 60 bailan el paso del pavo real como si nadie los estuviese mirando, me sacan una sonrisa…en la barra, el clon de Claudia Schiffer se pide un maracuyá sour, nadie ni la registra, nadie!…un anciano alemán parecido a Papá Noel, con wisky en mano le cuenta a los chicos sus vivencias en la cárcel…un viejo neozelandéz con el sombrero de Cocodrilo Dandy y un aliento de borracho viejo y peludo, me susurra al oído: “I HATE GRINGOUUUSS”, y rápidamente cambia de tema, relatando la vez que vio OVNIS en Vilcabamba, cuando se acerca Rosemary, de Missouri, que casi con lagrimas en los ojos de la emoción, me cuenta que llegó al pueblo para comprar una propiedad. Harta del sistema americano, cerrará su empresa, despedirá a 200 empleados y se retirará a Vilcabamba…Dos hermanas californianas de 18 años, irrumpen en el escenario para, con las mejores voces que escuche en los últimos tiempos, cantar “I’m home wherever I’m with you”. Silencio absoluto, todo el mundo escucha atentamente el tema…
Cuantas cosas, cuantas acciones, situaciones, circunstancias y hechos del destino se tuvieron que dar y congeniar para que en ese momento, en ese lugar, se encuentren esas personas, para que sucedan todos esos hechos, que nunca antes pasaron, ni jamás volverán a pasar. Solo acá, solo ahora, en este instante, nunca antes, nunca más…este es el presente-
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