Cuando andaba viajando por el Norte de Peru, mi amigo Jaime Lanusse me escribió en un mail: “Es increíble como uno se va adaptando a vivir con lo básico; y sobre todo es más increible cuando te ponés a pensar y decis esto esta mucho mejor q la comodidad de mi depto en Capital Federal”. Uno se va adaptando…el hombre es un animal que se adapta, logra acomodarse a las condiciones dadas. Y ese fue una de las premisas que primo a lo largo de mi viaje, El Adaptarme…
Adaptarse a vivir con cada vez menos. Hasta mi ultimo dia en Buenos Aires gozaba de todas las comodidades y privilegios que una persona puede pedir, y eso, uno lo asume como esencial. Es parte de mi vida, son necesidades esenciales para mi funcionamiento. Hasta que punto? Visto desde que perspectiva? Todos los lujos que la infinidad de bienes materiales que nos rodean y servicios que nos son brindados se ponen a prueba con un viaje como este, en el cual todas esas cosas se van eliminando una a una. Cada vez se tiene menos. Cada vez se vive con menos. Las necesidades básicas, son realmente básicas y uno maximiza hasta el ultimo de sus recursos, valorando realmente lo importante, lo básico, lo esencial. Y se adapta, se adapta a es estado de base, de simpleza, en el cual se valora realmente lo importante, las pequeñas cosas de la vida diaria.
Cada dia, la vida misma te regala detalles, la naturaleza y el entorno te brindan minimos momentos, vistas, situaciones, lujos y privilegios de la naturaleza que uno aprende a observar y valorar. En el dia a dia de la vorágine en la gran ciudad uno ni se atreve a detenerse y disfrutarlas, ni siquiera se percata de su existencia. Cuando uno se libera del entorno superfluo, aprende a observar lo básico, lo simple, lo pequeño, y aprende a disfrutarlo y, dándose el tiempo necesario para aprovecharlo al máximo.
Cambian los países, cambian las culturas, los usos y costumbres de cada lugar, las comidas, las monedas, la forma de hablar, de agradecer, de saludar, de pedir cada cosa, la forma de vestir y peinarse…
A veces hay variedad para comer y a veces…no. Uno se vuelve muy amigo de los fideos, el arroz y los frijoles, quienes te acompañaran durante mucho tiempo. A veces hay frutas y verduras, muchas otras no. Olvidarse de las carnes, únicamente el pollo siempre esta presente. Comer lo que hay y lo que se consigue. Adaptarse a cocinar. No siempre se cuenta con todos los utensilios necesarios. Mezclas con un tenedor, comes con una cuchara, abris latas con un cuchillo, colas los fideos con la misma tapa de la cacerola y te volves experto en cocinar cualquier cosa en cualquier sarten, olla, o cacerola disponible, no importa el tamaño o formato, siempre y cuando sea resistente al fuego. Condimentas con lo que podes, prendes el fuego con lo que encontras, pedís prestado, compratis y te volves el mas creativo del mundo a la hora de intentar que dos comidas exactamente iguales, parezcan diferentes…Te acostumbras a los platos locales, ya sabes como pedirlos, como comerlos y cada uno de los ingredientes que tiene lo que te estas llevando al estomago.
Te adaptas a la poca ropa, con lo poco que tenes haces todas las combinaciones posibles y le das los usos mas creativos que pueda llegar a tener una prenda para que te sea útil tanto en el frio como en el calor. Lavas ropa en donde podes y como podes, la colgas en cualquier lado, esperando que este seca al dia siguiente.
Te adaptas al baño: al principio cuesta, pero despues sos capaz de ir a cualquier baño y te convertís en un experto equilibrista capaz de hacer cualquier cosa, sin tocar nada. Uno se adapta a duchas de todo tipo y con todos los sistemas posibles, pero ante todo uno siempre tiene que estar dispuesto al agua fría, Muy Fría.
Te adaptas a los medios de transporte, y ya nada te sorprende. Uno ya se acostumbra a todo. A la hora de viajar: transportes grandes, chicos, precarios, sin techo, hacinados, con animales y todas las formas que se puedan imaginar...
Te adaptas a dormir en cualquier lado, cualquier tipo de hostel: solo o en cuarto compartido con uno o con unos cuantos. Colchones? De todo tipo! Te adaptas a las casas de familia en las cuales vivis y a sus costumbres. Te adaptas a dormir en carpa: con la lluvia, la humedad, el frio, el calor y todo lo que respecta a ello…
Te adaptas a la naturaleza, los insectos y los animales, los peligros, los perros de la calle, las plantas, las variables climaticas de cada lugar, la lluvia y el calor extremo.
Te adaptas a las diferentes monedas y te volves experto en cotizaciones y tipos de cambio: pesos argentinos, bolivianos, soles peruanos, dólares, pesos colombianos, colones costarricenses, córdobas nicaragüenses, quetzales guatemaltecos, dólares belizeños, etc, etc.
Te adaptas a los diferentes idiomas, aunque no los domines, tratas con el frances, portugués, alemán, italiano, sueco, flamenco, holandés, noruego y suizo-aleman, entre otros. Aprendes todos los acentos, tonadas y palabras locales de todas y cada una de las variantes del español a lo largo de todo el continente latinoamericano. En cada país empezas a usar las palabras locales, para hacerte entender. Adquiris conceptos básicos de lenguas autóctonas como el Quechua y el Kakchiquel, entre muchísimas otras.
Te adaptas a convivir con las personas con las que viajas, a compartir opiniones y tomas de deciciones conjuntas. A sus formas de ser, sus habitos y mañas.
Viajar es una Adaptación Permanente. Es un Cambio Constante. Es un Camino en el cual uno va sacando a relucir todas las facetas que uno lleva adentro sin ni siquiera saberlo…